DE LAS LECTURAS Y LOS CLUBES DE LECTURAS. NANINÁ

(Bienvenido a la comunidad de los Libris).

De un tiempo a esta parte han proliferado entre las gentes que gustan del mundillo de la literatura los clubs de lectura. Clubs o clubes. De alguna manera, se podría decir que se han popularizado o extendido en ámbitos privados y también públicos pues, sin ir más lejos, bastantes bibliotecas cuentan con sus propios clubs de lectura y son, por lo visto, una de sus actividades más demandadas.

Quizá el auge de estos clubes no sea proporcional a un aumento significativo de lectores como se pretende cuando se realiza desde instituciones públicas, sino que más bien se corresponde con una actividad revitalizante de los ya existentes. Es decir, personas que ya eran aficionadas a la lectura encuentran un nuevo cauce para dar rienda suelta a su ansia lectora. También habrá quien se apunte a uno de estos clubs como quien se apunta a un cursillo de cocina, por probar, por conocer gente, incluso por ligar. No se lo recomendaría.

La mayoría de estos clubes son muy similares entre ellos. Un grupo de personas comparten una lectura para después comentarla de manera conjunta en una fecha determinada. Sencillo y eficaz. Entretenido.

Pero siempre hay quien va más allá, y ese sería el caso de Proyecto Librvs (https://proyectolibrus.wordpress.com/) que, bajo la apariencia de club de lectura y de la mano de un humor socarrón, encierra geniales novedades y diversos mecanismos que dinamizan las lecturas a la par que dota a los integrantes de absoluta libertad, y no a un sometimiento lector innecesario. Se trata de divertirse leyendo, no de sufrir la lectura.

Dentro de Proyecto Librvs podemos ver los apartados que le diferencian de los otros clubes de lectura, ya que está dotado de sus propios Estatutos en los que se explica el objeto del club, la dinámica a seguir, las reglas a cumplir e incluso la sintaxis a utilizar. Los integrantes y lectores están representados con avatares, explicando los puntos fuertes de cada cual. Palabras como «Admin librarium», «mamotrectum», «rejectar», «libris», y otros términos ficticios para el mundo y reales para los integrantes de Proyecto Librus hacen que durante las rondas de lectura la realidad se quede un poco más al margen para unan mayor y mejor inmersión lectora. Incluso cuentan con «Librín» que sería el representante en la Tierra del «Hada de los libros», ser supremo al que se consulta cuando hay dudas sobre cualquier punto referido en el Marco Estatutario.

Con la finalización de cada ronda lectora se lleva a cabo la «Tertulia de los libris» en la que los integrantes se reúnen para comentar y hacer crítica de los libros leídos; al abrigo de los lugares más rocambolescos las obras se someten al debate y a la invectiva, al elogio y a la diatriba, bien sea en un McDonald’s, en un bar literario, en una librería con bar o en cualquier Hogar del Jubilado, para finalmente otorgar una puntuación a cada una de las obras reseñadas. La puntuación total más alta recibe el galardón honorífico del «Libri de oro» siendo este por consenso el libro más valorado de los leídos en cada ronda.

Todo lo estrafalario que pueda aparentar ser Proyecto Librus es realmente el valor añadido que tiene frente a los clubes de lectura convencionales, que suelen apartarse de excentricidades quizá por miedo a una banalización de su esencia, como si la literatura no fuese precisamente invención, ingenio, excentricidad, pensamiento, genialidad, fantasía, innovación, locura y pasión.

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