
Tras ocupar el despacho del difunto juez Palomeque, maestro de maestros, el ujier me hizo entrega de varios archivos de documentos que habían quedado sin clasificar a lo largo de los últimos meses de vida de mi antecesor. No se sabe a ciencia cierta si tal volumen de papeles no halló curso legal en su día por voluntad propia del finado o por la desidia de los agentes, oficiales u ordenanzas judiciales. De lo que no cabe duda es de que muchos de esos legajos muestran inapelablemente las huellas de la enfermedad mental que acabó devastando al antaño venerable juez. En su zozobra senil, mi mentor había dedicado no poco tiempo a garabatear comentarios jocosos en rojo entre las líneas de los documentos ya impresos. Este hecho da cumplida cuenta de las dos personalidades que, alternándose, venían ocupando el cerebro del prócer en parcelas alícuotas. Para muestra, un botón, como coloquialmente se dice. Con objeto de ser fiel al compromiso que adquirí con ustedes a principio de curso, me he permitido traerles una selección de aquellos polémicos documentos, que iremos desgranando a lo largo de la ponencia. Me consta que algunos ya obran en poder de ustedes a partir de la infame filtración ejercida por periodistas de dudosa deontología. El estudio que aquí nos ocupa es, sin embargo, riguroso y serio, más allá de cualquier morbo, y a medio camino entre lo judicial y lo clínico. He aquí, pues, el primero de la serie, que no es sino la respuesta que da, a requerimiento de Palomeque, un profesor de cierto instituto de educación secundaria local, una vez instado a aportar información útil sobre un alumno problemático. En la presentación digital se ha omitido, por deseo expreso de los herederos de aquel juez, la caligrafía original en rojo, substituyéndose por su transcripción tipográfica entre paréntesis. Respeto, entonces, a la memoria del maestro. Les ruego, asimismo, que en el ínterin se abstengan de cualquier comentario inapropiado o trivial. Al final de la proyección atenderé con gusto todas sus preguntas de cara al debate posterior.
Proceda el delegado, pues, al apagado de las luces. Mantengan silencio, por favor.
SECCIÓN MENORES
A/A Jefe Sección
Sr. Don Marcelino Palomeque Atienza
Departamento de Orientación/I.E.S. Santa Petra Regalada
Como Tutor del alumno FERMÍN TURÉGANO, escolarizado en este Centro, y en respuesta a su petición de información sobre el antedicho, le facilito este informe, una vez recabados datos del profesorado que tiene relación directa con él.
En cuanto a los resultados académicos, el rendimiento del alumno no es, salvo en contadas materias, el adecuado, limitándose a hacer el mínimo esfuerzo y desatendiendo algunas tareas.
(Seguro que el pequeño cabrón se pasa las noches pegado a la internetilla esa viendo páginas cochinas. Y la madre sin enterarse. Luego se irá al trabajo dejando encamado al potro y todos tan campantes. Paz y luego gloria, ea. Y después el púber toda la mañana dormido en la escuela. Como si lo estuviese viendo. Hay que volver al castigo corporal de toda la vida de Dios. Yo aprendí a golpes. Otro gallo nos cantaría si a estos criminales se les metiese en costura. La culpa de todo la tienen los políticos. Motherfuckers.)
Su integración en el aula es correcta. No se detectan problemas significativos en ese sentido, siendo adecuado su trato con el resto del alumnado.
(Pero eso es porque trafica con drogas, fijo. Así no cuesta nada ganarse popularidad. Un par de canutos gratis y ya tienes a todo el contubernio comprando al día siguiente. Y a las muchachas suspirando. Es que la culpa de todo la tiene la televisión, que sólo enseña inmoralidad. En vereda te iba yo a poner, hijito. Pan y chocolate me daba mi madre, mi padre dos hostias, y luego toda la semana a gachas, que tan ricas me estaban. Y a las ocho en casa. Y ni rechistar. Y feliz. Así, así.)
En cuanto a absentismo, acude a clase con regularidad. El número de faltas de asistencia desde que se iniciara el curso es insignificante.
(¿No ha sido acaso identificado? ¿Pues qué coño estamos haciendo con este informe? Si el kiosquero y la estanquera vieron su foto y dijeron que había sido él. Dos meses y pico de hurtos aquí y allá, todos en horario lectivo. Pues o ese tutor es idiota y no se entera o miente por culpa del kalimotxo. What the hell ¿Y la poli dónde se mete? Tienen la culpa de todo. Chaval que ves deambulando, chaval que detienes. Le arreas dos guantadas y a clase. Como que me llamo Marcelino que le sentencio a barrer el desierto. Luego van y les regalan un videojuego. Men-te-ca-tos. Y así nos va.)
Su comportamiento no es malo, aunque, en general, los profesores se quejan de que interrumpe con bastante frecuencia las clases con comentarios inoportunos e impertinentes. Suele responder bien a las llamadas de atención.
(Lo dicho, un par de tortas a tiempo. La mili le recetaba yo a ese cretino. Y al tutor también, que está en Babia y se rila. Culpable. Va a ser que están los profesores acojonados y ellos mismos se amordazan. Le dices cállate a la criatura y te viene el padre palabrón. Y todo el clan detrás, soliviantadísimo. Soliviantated, en inglés. Hiperbólicamente culpable la madre, por dejación, irresponsabilidad y negligencia. Debería sentenciarla también a ella. Cadena perpetua de rodillas y de cara a la pared. Pero calla, Marcelino. En fin, sí, mejor será que me calle.)
La relación de la madre de Fermín con el centro, y especialmente conmigo como tutor del alumno, es, sobre todo en las últimas semanas, frecuente y de total cooperación. El contacto ha sido telefónico, a través de correo (informes míos) y, cuando a la madre le ha sido posible, presencial en el centro, siempre de manera voluntaria, oportuna y positiva.
(Yo se lo dije en su momento. Matilde, todo lo que quieras. O casi todo. El dinero no es problema, never mind. Pero ponme a refrescar a la sombra, que soy fuerza viva. El solecito para el consorte, así quieras llamarle padre o marido o compañero. De rodillas, Matilde. De rodillas te ponía yo, así hayan pasado quince años. Y mira ahora. El mundo es un sitio muy curioso en el que estar. No me mires así, Matilde. Hago lo que puedo dentro de mis exiguas posibilidades. Pero ya sabes que la culpa de todo la tiene el sistema, menudo bicho.)
La relación del alumno con sus compañeros y profesores es correcta. No se ha observado problema alguno a ese respecto.
(Los tiene a todos sobornados, eso en un hecho. Seducidos a base de sugestión, perspicacia y encanto. Abducidos. El pequeño cabrón es ladino. Y claro, rey en su casa, príncipe en la calle, duque en el aula y conde en el patio de recreo. Pero yo le voy a nombrar duque de mis santos cojones. Balls para los de la pérfida Albión. Un Palomeque siempre cumple. La culpa de todo la tiene… Os voy a dar a todos pal pelo. A-to-dos. A empapelar, a empapelar. ¿Quieres gachas? Pues toma dos cuencos. No voy a dejar piedra sobre piedra. Y tú, Matilde, la primera. )
Espero que este informe le sea útil. Quedo a su disposición para cualquier detalle que sea preciso con relación a este asunto. Para ello, puede Vd. llamar al teléfono 676458132.
En Cuenca, a 19 de octubre de 2008.
EL TUTOR
Fdo. Sebastián Baruque Maspons
Pueden encender las luces, por favor.
A tenor del recogimiento con que han asistido a esta presentación, detalle nada desdeñable, entiendo que están ustedes preparados para iniciar el turno de preguntas. Queda excluido, por incompatibilidad con nuestro objetivo, cualquier intento de sevicia, vilipendio o gratuidad. Sirva este debate como antesala de los trabajos que deberán presentarme antes de que finalice el trimestre, y de los que espero perspicacia y originalidad a manos llenas. Así las cosas, ¿cuál es la primera pregunta?
Alberto González Martín
19 y 20 de Octubre de 2013
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Últimas voluntades (sección Inventiva/Tractatus)

